Sabes, llevo mucho tiempo sin trabajar. Años. ¿Y tú? ¿Trabajas o estás en situación de desempleo? En estas últimas semanas mi ánimo se ha reforzado al colaborar con un equipo del que hablaré en la próxima entrada. Y algunas lecturas me han ayudado muchísimo, y varias personas de mi alrededor (sea una alrededor real o virtual).
Esto que echo pa fuera una vez más, lo escribo desde mi experiencia. No significa que a tod@s nos pueda servir. Tengo amig@s y familiares que pasan por mi misma situación y están en paro. Como muchísimas personas más. Hoy quiero compartir que he aprendido de mi experiencia partiendo de lo que escribo para mí. Puedo parecer repetitiva, y tiene su porqué. Afortunadamente ahora me encuentro mejor, sigo en desempleo, pero mi ánimo cambió mucho. 🙂
Decálogo para dejar de preocuparte tanto cuando estás en paro.
El tiempo pasó y la ansiedad, la preocupación, la tristeza, entre otras muchas sensaciones, se adueñaron de mis días, pensamientos y buena voluntad. Demasiadas horas de preocupación. Pasaba días enteros preocupada por encontrar trabajo, adaptarme a la cultura laboral local, creando contactos.
Durante la búsqueda una gran lluvia de emociones formó parte de mi vida durante varios meses y pudo con mi quehacer diario. ¡No encuentro trabajo! ¡Los ahorros se me acaban! ¡Editar otro CV! La mudanza de un país a otro. La ausencia de algunas personas que dejé y otras que me dejaron atrás. La salud de las personas que quiero. La presión diaria y lo demás se manifestó al mismo tiempo, y ¿sabes? si no tienes en ese preciso momento los recursos materiales y emocionales adecuados a mano, sino escondidos por ahí u olvidados en una maleta… uhhh no lo vives tan bien como quisieras y en mi caso pasé por un periodo de hartura, frustración y dolor importante. Me obsesioné por encontrar un trabajo. Mi familia me dice, es normal, no te preocupes, estamos aquí. Ahora concéntrate en ti. Y eso es lo que hago. Ya todo lo feíto pasó. Y supongo que a algunas personas les pasa esto, estar sin trabajar y no obtener respuestas te quema, te achicharra.

Veo más colores ahora que antes… Llega un momento en el que piensas en ti más que en tus problemas, consigues reflexionar sobre otra manera para seguir adelante y la preocupación diaria disminuye.
¿Qué otra manera? Reaprender a conocerme. Descubriéndome de nuevo.
Pues sí. Porque cuando llevas una vida preocupada u ocupada y/o trabajas van pasando los días y ni te cuestionas los cambios en ti, de tus gustos. Y de vez en cuando es algo que podríamos cuestionarnos.
Me vuelvo a preguntar cosas como qué me gusta, qué puedo hacer para disfrutar. Que esté en paro no significa que tenga que estar todo el día con la preocupación reinando mi mundo. Que es precisamente lo que permití. La preocupación reinó mi vida mucho tiempo y a diario. He reorganizado mi tiempo respetándome.
Pensé en las cosas que me gustaría hacer y que podía usar varias horas al día en otras actividades que no fueran preocuparme por mi situación laboral. Me concentré en leer más a menudo, todo un lujo cuando normalmente no tenía tiempo y tardaba en leer algo meses… Escribir. Cocinar más sano. Aprender sobre traducción, didáctica, género e igualdad. Hacer cursos. Ver documentales, cine, mirar arte, escuchar música. Conocer a las personas de mi alrededor real o virtual. Respetar mis ideas, mis gustos y confiar en algunas de mis aficiones.
La RAE define decálogo como Conjunto de normas o consejos que, aunque no sean diez, son básicos para el desarrollo de cualquier actividad. Enumero a continuación sin ningún orden en concreto algunas de las cosas que he aprendido para sobrellevar esta situación (sin trabajo) y que para mí tienen sentido:
1. Libérate y no te sientas culpable por querer hacer algo que te gusta. Aunque la situación sea extrema, podemos reír y disfrutar de nuestra vida. Porque somos personas, no un trabajo, o una enfermedad o un problema, cualquiera que este sea.
2. Escúchate. Aprende sobre ti. Sigue tu instinto y respeta tu vocecita interior. Introspección: medita y reflexiona.
3. Una de las mejores maneras para conocerte es concentrarte en cosas que te gustan. ¿Qué te gusta? Y por ello quizás has de
4. cuestionar tus gustos. Quizás lo que antes te gustaba hacer ahora ni se te pasa por la cabeza y puedes descubrir nuevas aficiones para disfrutar. ¡A mí me ha pasado!
5. Respeta y confía en tus ideas, gustos y aficiones. Hacer cosas que te gustan puede ayudarte a pasar algunos momentos y reconocerte, te ayudará a definir una parte de ti y te sentirás bien. Confiar en tus ideas puede ayudarte a fomentar tu creatividad, ten a mano un cuaderno y ¡anótalas!
6. Cuestiona tus objetivos. Esto es algo que también podríamos hacer de vez en cuando, la evolución del proceso puede modificar o ramificar las metas establecidas. Mis objetivos a largo plazo desde luego no son los que tenía hace unos años… oh la la… mis ambiciones son muy distintas… ¡como han cambiado! Por el camino han crecido, disminuido, se han transformado, dividido e incluso desaparecido.
7. Organiza tu tiempo. En mi caso comencé a aprender a dibujar y pintar. Y siendo la principiante que soy, estoy contenta de haber tenido el coraje de dar el paso adelante y respetar mis horitas dibujando o pintando. Vaya terapia. 😀 Comienza reservándote un par de horas a la semana para tu afición. Luego puedes ampliar el número de horas si te apetece.
8. Conoce a las personas de tu alrededor real o virtual. Conoce a las personas creativas de tu alrededor y disfruta de sus obras, proyectos, trabajo.
9. Creo firmemente en el aprendizaje permanente y auto-motivación. Así me enseñó mi madre, en la vida nunca dejamos de aprender. Busca cursos que te interesen. Existen cursos gratuitos que pueden ayudar a especializarte.
10. Y por último, aprende a equilibrar la preocupación por la falta de trabajo y recursos pensando en ti como eje de tu vida. Los problemas no han de guiar tu vida. Tú eres tu propi@ guía y puedes aprender a comprender ¡lo que la vida te traiga!